FELIGRESES DEL ARCIPRESTAZGO ASISTEN A LA ORDENACIÓN PRESBITERAL DE D. LUIS ÁNGEL MURGA

 

   

En este domingo de cuaresma, víspera de San José, un grupo de cristianos del Arciprestazgo, acompoñados por Don Elías, se han subido a un autobús,  y han ido a  la catedral de Santander.

Este viaje se ha producido por un motivo gozoso, Don Luis Ángel Murga, el joven diácono, que ha prestado servicios en el Arciprestazgo, desde el pasado verano, ha sido ordenado como présbitero.

A las cinco se inicia la eucaristía en la catedral, bajo la presidencia de Don Vicente, nuestro obispo, Don Elías es el encargado de los cánticos de la celebración.Los niños lebaniegos Rodrigo, Diego y Adolfo participan como monaguillos. Al principio, Don Vicente da la bienvenida, a los sacerdotes presentes, a la familia de D. Luis Ángel y también recordó a los fieles de Reinosa  y de nuestro arciprestazgo.
Los miembros de la familia realizan las lecturas y el padre de D. Luis Ángel, diácono permanente, lee el Santo Evangelio.

Durante la celebración se producen varios ritos para la ordenación presbiteral. Primero el rector del Semonario de Corbán, manifiesta que el diácono es digno de la condición de sacerdote. Después Luis Ängel declara sus promesas para ejercer el sacerdocio.,ello permaneciendo en el suelo en posición de oración m ientras Don Elías canta las plegarias. Tras ello la imposición de manos del obispo, la entrega de la casulla y estola, y la imposición de manos de los sacerdotes al nuevo presbítero.Por último la entrega del pan y vino y el beso de paz del señor Obispo.
Después llega la consagración y el reparto de la comunión.
Al final el discurso del nuevo sacerdote D. Luis Ángel, durante este discurso, da las gracias a Don Vicente, a sus profesores y recotes en el seminario, agradece también a sus padres, y al resto de familia, en especial a su abuelo, que siempre le decía en las vacaciones de reinosa  "para adelente"- Después recordó a los sacerdotes de pastoral, en especial a Don Elías, por ejercer aquí, en los pueblos lebaniegos su diaconado. Por último animó a los jóvenes a no tener miedo y escuchar la Llamada de Dios.

Al final Don Elías canta el himno de la Bien Aparecida, antes de coger entre lluvia el autobús para regresar a Potes.
















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