J.
REDONDO
POTES
ENTREVISTA
A ELÍAS HOYAL (Párroco de
Potes y Arcipreste de La Santa Cruz).
A sus 36 años es el
“jefe” de la iglesia en la comarca de
Liébana,
“puesto que el Arcipreste tiene más trabajo y
tiene que ir a reuniones a Santander, y tu eres el más joven
y el que mejor lo
puede hacer, pues te elegimos a ti", así describe su
designación como
Arcipreste Elias Hoyal, las palabras se las dijo D. Desi, sacerdote
fallecido y
que dejó huella en el entrevistado. No rehuye
ningún tema, de ideas claras y
exposición rotunda. Mira a la cara cuando hablas con
él y esa es muy buena
señal. “Confesamos”,
aunque solo sea por
un día, a
un sacerdote comprometido con
su misión.
P.-
Pequeña Biografía: lugar y
fecha de nacimiento, estudios y donde los realizó, cuando se
ordenó sacerdote y
destinos hasta el momento.
R.-
Nacido en Santander en Mayo de 1974. Los primeros estudios (EGB)
los realicé en
la escuela unitaria de
Dobres. A los 14 años empecé los estudios en el
Seminario Menor de Monte Corbán
(Santander) Bachiller, Auxiliar de Administrativo y a partir de los 18
años los
estudios propios del Seminario: dos años de
filosofía y cuatro de teología. Fuí
ordenado sacerdote en el año 2000. El primer destino
pastoral fue como diácono,
un año antes de la ordenación sacerdotal,
ayudando al párroco de Mataporquera y
varios pueblos de Valdeolea. Una vez ordenado Sacerdote en julio de
2000 el Sr.
obispo me destinó a seis parroquias del valle de Toranzo:
San Vicente,
Esponzúes, Castillo Pedroso, Quintana, Borleña y
Villegar. En agosto de 2002 fui
nombrado párroco de Potes y al año siguiente
arcipreste de Liébana y
Peñarrubia.
P.-
Como es natural, en esta
charla vamos a intentar dar una visión general de la iglesia
en Liébana.
Pónganos en “situación” en lo
que se refiere a número de parroquias en activo,
sacerdotes que las atienden y principales problemas que se plantean.
R.-La comarca de Liébana y Peñarrubia (no olvidemos que Peñarrubia también forma parte de este arciprestazgo) está constituida por 72 parroquias, cada una de ellas con su templo parroquial, más grande o pequeño, más artístico o menos, con su cementerio, y casi en todos los casos con varias ermitas. Cada parroquia tiene su entidad jurídica, sus libros parroquiales: de cuentas, bautismos, confirmaciones, matrimonio y de difuntos. Muchas veces oigo a la gente mayor que los lunes en Potes (día de mercado) se llegaban a reunir más de veinte sacerdotes que atendía todas las parroquias. El número de parroquias sigue siendo el mismo, no así el número de sacerdotes. En la actualidad estamos dos sacerdotes diocesanos en activo, otros dos ya jubilados y cinco religiosos franciscanos que viven en Sto. Toribio, de los cuales cuatro atienden parroquias.
También hay que decir que los
pueblos están mucho más despoblados que hace
veinte años. Los jóvenes, en
cuanto terminan los estudios elementales se van a las universidades o
se ponen
a trabajar fuera de la comarca. Muchas personas de los pueblos
más altos se han
bajado a vivir a Potes o a Ojedo al ser los lugares con mejores
condiciones climatológicas,
tener más cerca los
servicios, sobre todos los sanitarios.
Todo eso nos ha hecho reflexionar mucho y ponernos manos a la obra para ir dando respuestas a la nueva situación social y religiosa. Reducir los horarios de Misas y celebraciones y promover actividades, celebraciones y actividades nuevas donde hacemos a los lebaniegos salir de sus casas, de sus parroquias, reunirse en lugares céntricos, convivir, compartir y sobre todo celebrar su fe; ya que somos menos, pues nos juntamos para sentirnos más acompañados. También se han concentrado actividades como la catequesis de niños y jóvenes, que desde hace varios años se viene teniendo en Potes por ser el lugar más céntrico y donde está concentrado el mayor número de niños y las catequistas que la imparten. Caritas Lebaniega también trabaja desde hace varios años de forma conjunta para todas las parroquias de la comarca en colaboración con las asistentes sociales. El año pasado unificamos todo el archivo de las parroquias en un local de la casa rectoral de Potes para que se preserve su conservación y esté más a mano para todos. Llevamos ya tres años trabajando el tema económico con muchos y buenos frutos, encaminados hacia la autofinanciación y conservación de nuestro patrimonio.
P.-
¿Es el lebaniego
católico-practicante?, o encuentran muchos bancos
vacíos cuando celebran la
eucaristía.
R.-Podemos
decir que el lebaniego ha sido un hombre profundamente religioso,
practicante.
No tenemos más que mirar un poco atrás y ver a
nuestros padres y abuelos.
Tenemos una serie de tradiciones, que yo no entro a valorar ahora, pero
que
demuestran que el lebaniego tiene algo dentro: procesión de
la Santuca, fiesta
de la Salud, Cofradías de la Ssma. Cruz, de Valmayor y otras
muchas.
Debido a que los pueblos se van
despoblando cada vez más, pues si es cierto que los bancos
de nuestras iglesias
se van viendo cada vez más vacíos pero todo lo
que es más
"folclórico" o popular, ahí no falta nadie.
P.-
¿Y qué nos dice de la
juventud lebaniega?. En general se tiene un concepto
poco positivo de ella en otros campos.
Háblenos del suyo.
R.-Estoy
muy preocupado con la juventud lebaniega.
Yo me considero joven todavía, tengo 36 años,
pero de mis tiempos más jóvenes a
los de ahora ha habido un cambio muy profundo. El problema
más importante,
según mi opinión, es la falta de tiempo en la
familia para dar una educación en
valores a nuestros niños y jóvenes. Dejamos que
sean otros los que transmitan
los valores, dígase televisión, internet, etc.
A veces, por querer sobreproteger a
los niños y jóvenes les hacemos un flaco favor.
Queremos que no les falte de
nada como nos faltó a nosotros y que no tengan que trabajar
como tuvimos que
trabajar nosotros y lo que estamos consiguiendo es crear unos
jóvenes sin metas
ni ambiciones en la vida, sin ilusiones y que cuando les llega el
momento de
valerse por sí solos pues vienen los fracasos. Cada vez son
más matrimonios los
que trabajan los dos fuera de casa, hay que sacar adelante a la familia..., pero lo que
ganamos por un lado
lo perdemos por otro. Yo recuerdo que con 9 y 10 años ya
llevaba las vacas al
monte por la mañana antes de ir a la escuela, o iba con mi
padre a segar un
carro de verde, y estoy muy orgulloso de haberlo hecho.
Todo esto trasladado al campo
religioso pues es igual. Hay muchos casos, no digo que sean todos, que
se lleva
a los niños a catequesis de Primera Comunión o a
los jóvenes a catequesis de
Confirmación más por moda o por tener luego un
día más de celebración que por
que se quiera que los niños y jóvenes tengan un
encuentro con Jesucristo, lo
conozcan y aprendan a amarlo. Creo que en esto no nos diferenciamos de
los
jóvenes de las ciudades.
P.-
Usted es el “jefe” de los
sacerdotes en la comarca. ¿Cómo se llega a
Arcipreste tan joven?, por elección
de los propios compañeros o designación directa
del obispado.
R.-Pues
porque siendo pocos, tocamos a más...
El
Arcipreste, en esta diócesis se nombra de la siguiente
manera: los sacerdotes
de un arciprestazgo eligen por votación a uno y el Sr.
Obispo, si no hay nada
en contra, lo nombra Arcipreste. Es así de sencillo. En mi
caso es curioso
porque soy el más jóven de todos. La
razón más convincente que me dieron para
aceptar cuando los compañeros me eligieron para serlo me la
dió D. Desi,
sacerdote querido y recordado por todos los lebaniegos, del que
aprendí muchas
cosas buenas: "puesto que el Arcipreste tiene más trabajo y
tiene que ir a
reuniones a Santander, y tu eres el más jóven y
el que mejor lo puede hacer, pues
te elegimos a tí". Tumbativo.
P.-
¿Cómo ve todo lo relacionado
a la falta de vocaciones actualmente, por qué cree que se ha
llegado a esta
situación?. Antes en muchas familias tener un hijo sacerdote
era algo que daba
prestigio a la misma, ¿En qué ha cambiado todo
esto y cuáles pueden ser las
razones?.
R.-La
crisis actual de vocaciones, y en esto
coincido con otros mucho más entendidos en la materia que
yo, creo que va
íntimamente unida a otras crisis y no me refiero
precisamente a la económica:
crisis de valores, crisis religiosa, crisis de la juventud, etc. Hoy en
día hay
un miedo grande al compromiso, a comprometernos para toda la vida, a
comprometernos a guardar una serie de votos o promesas, y esto se puede
trasladar también al matrimonio. Gusta más vivir
al propio albedrío, sin una
disciplina, ni personal ni mucho menos impuesta, sin alguien que me
"mande"...
Es cierto que antes para una familia
era prestigioso y un orgullo tener a uno de sus miembros como
sacerdote.
También para muchos era un modo de salir del pueblo, de
subsistir. Hoy en día
eso no pasa, pero no es malo, es, me atrevería a decir,
hasta positivo porque
las vocaciones que hay, aunque sean menos, son más "puras"
más
auténticas.
P.-
Dejemos Liébana y hablemos de
otros temas generales. Llevamos
un
tiempo en el que la iglesia ha estado muy presente en los medios por
temas
ajenos a su labor pastoral. A raíz de esta presencia el
propio Pontífice ha
salido a los medios hablados, escritos y visuales a pedir
perdón. También
por ello
hay quienes inciden de nuevo en cuestionar el celibato.
¿Qué nos puede decir
usted de todo ello?.
R.-Supongo
que al
hablar de problemas te referirás a las noticias sobre abusos
por parte de
sacerdotes a menores en algunos lugares. La Iglesia está
fundada en Dios, pero
formada por personas, por hombres y como en otros estamentos de la
sociedad los
hay mejores y peores. Lo que no se puede hacer es juzgar a todo un
colectivo
por unos pocos que se han equivocado.
Es
deplorable e injustificable que ocurran cosas así pero no
creo que la solución
sea abolir el celibato, que los curas se casen o no, porque
también hay hombres
casados y padres de familia que caen en el mismo problema.
P.-
Parece
indudable que la ingente labor de la Iglesia no siempre es
suficientemente
conocida y comprendida. ¿Qué cabe hacer en ese
terreno?
R.-
Es que lo malo llama más la atención que lo
bueno. En estos momentos tan
difíciles que estamos viviendo más que nunca la
Iglesia está prestando por
medio de sus instituciones internas, como Caritas, Manos Unidas, o
cantidad de
casas regidas por religiosos o religiosas…, una labor
ingente e impagable. Lo
que pasa es que como eso es lo que tenemos que hacer, es inherente a
nuestra
vocación, pues no llama la atención y no sale en
los titulares de los
periódicos.
Repito
que no se trata de pagar nada, pero si es de justicia que se valore y
se
reconozca la labor que se hace y que además ahorra a
instituciones estatales
muchos millones de euros y eso sale del trabajo y las aportaciones de
los
cristianos.
P.-
Hace
25 años comenzaron las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Tenemos a la vuelta
de la esquina la de 2011, que será en Madrid.
¿Qué opinión le merecen estos
encuentros ?.
R.-Son
momentos muy importantes en la
Iglesia de un país. El celebrar unas jornadas mundiales no
consiste solamente
que el Papa nos visite dos o tres días, que
también es importante, conlleva
muchas cosas: todos los preparativos que hay que hacer desde varios
meses
antes, la acogida a jóvenes de otros países, el
convivir juntos, las catequesis
y reflexiones que se llevan a cabo esos días, etc.
etc… Todas
esas cosas ayudan a crecer, revitalizan
la fe de un país, es como una inyección de fuerza
y de energía sobre todo para
los jóvenes.
P.-
Aborto, métodos
anticonceptivos. ¿Cuál es su opinión
sobre estos temas?.
R.-Mi
opinión, y a riesgo de repetirme porque ya lo he apuntado
antes, es que hay que
hablar y educar a los jóvenes en la responsabilidad. Lo
fácil es abortar, o
utilizar un método anticonceptivo u otro, lo más
difícil es hacer que se
valoren en lo que son y se respeten a sí mismos y por
supuesto a los demás.
P.-
La Navidad la
tenemos ahí mismo. La última se la dejo para que
se dirija a todos los
lebaniegos y les diga lo que desee
sobre
ella o cualquier otra cosa.
R.-Pues sí, la Navidad a la vuelta de la esquina con todo lo que conlleva: celebraciones, luces, regalos, despilfarro,… Lo único que pido es que no perdamos de vista lo que origina estas fiestas, el nacimiento del Niño Dios; y que nos acordemos un poco de los que tienen menos que nosotros.