Liébana rindió honores a su patrona, la Virgen de la Luz
La imagen de la Santuca regresará, tras la
novena en Aniezo, a su ermita de Peña Sagra, a 1.400 metros de altitud
03.05.10 - 00:33 -
Ayer domingo fue una jornada especial en Liébana. La Madre de los
lebaniegos, Virgen de la Luz, su patrona, se vistió de gala para emprender los
28 kilómetros que conforman la solemne procesión que desde tiempo inmemorial se
viene celebrando el segundo día del mes de mayo. Y así fue que la Santuca, en su
imagen de alabastro de 22 centímetros de alto, enjaezada con su manto verde y
rodeada de devotos, partió en su sitial desde la iglesia de Aniezo a las ocho de
la mañana para llegar al monasterio de Santo Toribio, donde la esperaba el
Lignum Crucis. Durante un instante ambos se tocaron ante la atenta y silente
multitud que abarrotaba la explanada del cenobio.
El tintinear de las campanillas del sitial y el rojo carmesí de las
primeras cerezas de la temporada rompieron el sobrecogedor silencio al entrar en
la pequeña iglesia del monasterio.
Cuatro fueron los municipios que la Virgen de la Primavera cruzó y
en el límite de cada uno los regidores chocaron como mandan los cánones sus
bastones de mando, eso sí, entre chascarrillos y bromas acerca de los límites de
sus términos municipales como ya es costumbre entre ellos y sus vecinos y
ediles. Así, los primeros fueron los de Cabezón y Cillorigo de Liébana, Manuel
Heras y Jesús María Cuevas, respectivamente; y más adelante ya en Fonfría, el
alcalde de Potes y teniente alcalde de Camaleño, Javier Gómez y Jesús Torre,
respectivamente.
Como cada año, la Santuca se detuvo frente a la Residencia Félix de
las Cuevas para que los lebaniegos mayores allí alojados pudiesen reverenciar a
su Virgen de la Luz. De lejos se oía el gemir de los portadores de los pendones
seculares que preceden a la Señora de Liébana. Los jóvenes realizan un esfuerzo
sobrehumano al cargar en equilibrio con sus cuerpos los largos maderos que
sujetan a sus grandes cinturones preparados a la sazón.
Misa solemne
La misa solemne tuvo lugar al mediodía y estuvo presidida por Pablo
Redondo, representante del padre provincial de los Franciscanos y concelebrada
por Elías Hoyal, arcipreste de la comarca y párroco de la Luz, además de los
integrantes de la comunidad franciscana de Santo Toribio y demás párrocos
lebaniegos. Asistieron, junto a los regidores de Liébana, Mariano Mier,
presidente de la Mancomunidad, e Ignacio Diego y Santiago Recio, presidente y
secretario de Organización del Partido Popular.
Una vez finalizado el culto, la Santuca regresó a Aniezo, tras
realizar su parada habitual en la iglesia de San Vicente de Potes para rezar el
rosario. Allí finalizará su novena y emprenderá su regreso por el 'Valle
Estrecho' arriba hasta su ermita en Peña Sagra, a 1.400 metros de altitud,
finalizando su recorrido.
Desde Estados Unidos
De entre una multitud destacaba la sonrisa de alguien muy especial,
un lebaniego que se hizo acompañar de su hijo nada más y nada menos que desde
los Estados Unidos para encargarse de lanzar cohetes al paso de la imagen de la
Santuca por cada tramo del recorrido.
Se trata Antonio Martínez y de su hijo Claudio. Y es que las raíces
de Antonio se extienden profundamente en el 'Valle Estrecho', precisamente en
Aniezo, donde reside Cayín, su hermano.
Noticia original en el Diario Montañes.
http://www.eldiariomontanes.es/v/20100503/region/region-sur/liebana-rindio-honores-patrona-20100503.html